Enseñando a cantar, con la atención puesta en el alumno/a

Trabajando en Barcelona, entre los alumnos y alumnas que atiendo, que por cierto son mis clientes, hay personas que refieren experiencias de maltrato y denostación verbal por parte de profesores de conservatorio y  particulares. Conocí como estudiante los resultados que produce la denostación y considero que no se debe seguir justificando el maltrato al alumno/a con la excusa de proteger los ideales de la música, ni menos aún de la belleza.

Cuando me inicié como profesor caí en estas actitudes pero francamente me avergüenzo y he aprendido la lección. Gracias a la experiencia adquirida, dudo que sea más fácil conseguir aprendizaje a base de ladridos. Esto no le hace bien a las personas, tampoco puede hacerle bien a la profesión, y menos en este mercado tan incierto en el que trabajamos.

Se entiende que en las academias profesionales se requiera rigor y disciplina, pues aquí la oferta es formar artistas aptos para incorporarse en los mercados laborales, pero esto no se cumple en todos los casos, y la responsabilidad del fracaso suele achacarse al estudiante. A veces, sí la tiene, pero siempre es improbable. Además, para todo el sistema de educación artística, los estudiantes constituyen la clientela, sin la cual se caería este negocio; todos los profesores lo sabemos. No podemos cobrar por un servicio y al mismo tiempo maltratar, porque, entre cosas, nuestros clientes son personas sensibles igual que nosotros/as, qué duda cabe. En otros ámbitos profesionales se promueven estándares de buenas prácticas. Si esto ya está ocurriendo en el canto, sería excelente saber dónde y quiénes lo están implementando.

¿Cuál ha sido la solución encontrada para los alumnos/as que atiendo? Cambiar el foco de atención desde estándares abstractos e ideales a la persona que tengo delante. Trabajar con paciencia y siempre con refuerzo positivo, sumando hasta el mínimo avance por pequeño que parezca y dejando madurar con tranquilidad lo vegetativo. En tan sólo dos años he podido ver resultados que varias veces dudé conseguir dada la diversidad de estilos y personas que atiendo.

Queda mucho por madurar tanto en alumnos/as como en el profesor. Pero los resultados ya me alegran. Enseño a músicos profesionales, a cantantes semi profesionales y a personas que desean experimentar el goce de cantar (nunca me ha gustado la connotación peyorativa de la palabra “aficionados”). Personas adultas con historias de incomodidad en la vida coral o profesional han ido encontrando un sonido que les agrada y que reconocen propio; personas que no habían cantado han pasado de tener dificultades para hablar en público a poner en voz de forma afinada, expresiva y agradable canciones más que respetables, otras han logrado fluir emocionalmente y cantar para disfrutar. Atiendo a un alumno que simplemente aspira a cantar cuando cocina y este objetivo me pareció genial.

El mérito no es mío, es sobre todo compartido. Siempre teniendo en cuenta el parecer de la persona, lo que persigue, lo que siente, respetando su libertad de decisión, nada más que guiando y encontrando las soluciones en conjunto, porque el profesor no es adivino, sus percepciones pueden errar y sus conocimientos son limitados, como los de cualquier ser humano por capacitado que esté. Agradezco profundamente la satisfacción que puedo ver en los alumnos/as y sus procesos.

Por último, igualmente importante es el lugar donde trabajo. La BiblioMusiCineteca es una Asociación Cultural formada por un equipo que cuida el capital humano y promueve el bienestar en todo momento, sin prestar demasiada atención a los tropiezos, donde se avanza con respeto y el ánimo lleno de risa, una actitud no tan frecuente en los mercados del saber y la vanidad. Una actitud de la que también he aprendido a dejar atrás mis propios prejuicios. Raya para la suma o suma y sigue, como se dice en España, positiva por donde se mire.

Perfil
Ha sido profesor en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y otras cinco universidades. Ha cantado en el Teatro Municipal de Santiago, Radio Universidad de Chile, Biblioteca Nacional y otras Salas. Como actor se ha presentado en el Teatro Nacional de Chile, Festivales y giras a lo largo del país. Como director de escena es co fundador de Fundación Óperaviva y ha dirigido proyectos artísticos para el Instituto Nacional de la Juventud, el Gobierno Regional de Santiago y la Delegación de la Unión Europea en Chile. En 2017 gana concurso del Fondo Nacional de la Música, para cursar el Máster en Música como Arte Interdisciplinario de la Universidad de Barcelona, donde reside actualmente.

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